La estabilidad de taludes es un área crítica de la ingeniería geotécnica que se enfoca en el análisis de cuerpos de tierra o roca inclinados. Estos taludes pueden ser naturales, como laderas y acantilados, o artificiales, como los creados en proyectos de construcción y minería.
Comprender la estabilidad de un talud implica evaluar la resistencia de los materiales que lo componen frente a las fuerzas que promueven su desplazamiento o falla. Factores como la geometría del talud, las propiedades del suelo o roca, el nivel de agua subterráneo, y las cargas externas son esenciales en este análisis.
La estabilidad de taludes es vital para prevenir desastres como deslizamientos de tierra, que pueden causar daños significativos a infraestructuras y representar riesgos para la vida humana. Un análisis adecuado permite implementar medidas de mitigación efectivas, asegurando la estabilidad y seguridad de las estructuras soportadas por estos taludes.